Bitcoin (BTC) nació en 2009 como la primera criptomoneda, y enseguida fue apodada “oro digital” por su carácter descentralizado y su escasez. Su cotización ha pasado de unos pocos céntimos a decenas de miles de dólares. Ethereum (ETH), lanzada en 2015, se presentó como plataforma para contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas (dApps), con la ambición de permitir aplicaciones on-chain más complejas.
Bitcoin cuenta con un suministro máximo de 21 millones de monedas, y las recompensas por bloque se reducen aproximadamente cada cuatro años, lo que refuerza su escasez. Ethereum, que inicialmente no tenía límite fijo, implementó EIP-1559 en 2021 para quemar parte de las comisiones de transacción y, tras la “Merge” de 2022 hacia Proof-of-Stake (PoS), su ritmo de emisión ha pasado a ser casi deflacionario.
Bitcoin utiliza el consenso Proof-of-Work (PoW), donde los mineros resuelven problemas matemáticos complejos para validar transacciones. Este sistema es altamente seguro, pero requiere un gran consumo de energía. Ethereum migró a PoS en septiembre de 2022, reduciendo el consumo energético en más de un 99 % y permitiendo que los titulares de ETH obtengan ingresos pasivos mediante staking.
Bitcoin genera un nuevo bloque cada 10 minutos de media, mientras que Ethereum lo hace cada 12-15 segundos. Esto supone una mayor capacidad de procesamiento de transacciones para Ethereum, aunque ambas redes pueden sufrir congestiones y subidas de comisiones en momentos de alta demanda.
Bitcoin se ha afianzado como valor refugio tanto para inversores institucionales como minoristas. Muchas empresas y fondos de pensiones han incorporado BTC a su asignación financiera. Existen distintos productos de inversión que ofrecen exposición al activo sin necesidad de gestionar las claves privadas.
Ethereum cuenta con un ecosistema dinámico de aplicaciones de finanzas descentralizadas (DeFi), tokens no fungibles (NFT) y videojuegos basados en blockchain. Su extensa comunidad de desarrolladores innova de forma continua, generando nuevos usos y mejorando los ya existentes. Además, las soluciones de capa 2 han surgido para resolver problemas de escalabilidad.
A octubre de 2025, Bitcoin cotiza en torno a 128 000 dólares y Ethereum en torno a 3 200 dólares. Ambos activos han experimentado un crecimiento notable desde su lanzamiento, y los ciclos de mercado de Bitcoin se consideran legendarios en el sector de la inversión.
Las métricas on-chain de ambas redes muestran una adopción y uso saludables. Bitcoin cuenta con unas 1,3 millones de direcciones activas diarias, mientras que Ethereum supera 1,5 millones de transacciones diarias, impulsadas por DeFi y los NFT.
Aunque siguen siendo más volátiles que los activos tradicionales, tanto Bitcoin como Ethereum han visto cómo su volatilidad disminuía con el tiempo. En octubre de 2025, la volatilidad realizada a 30 días de Bitcoin ronda el 1,6 %, mientras que la de Ethereum está en torno al 2,2 %.
Las incertidumbres regulatorias continúan siendo motivo de preocupación, con debates en curso sobre la regulación de criptomonedas en diferentes jurisdicciones. Las vulnerabilidades en los contratos inteligentes del ecosistema Ethereum suponen riesgos técnicos, como dejaron patente incidentes pasados en DeFi.
El desarrollo de Bitcoin se centra en mejorar la privacidad, potenciar la Lightning Network para pagos instantáneos y explorar una interoperabilidad limitada entre cadenas. Ethereum trabaja en la implantación del sharding para aumentar la escalabilidad y seguir ampliando su ecosistema de aplicaciones descentralizadas.
Bitcoin y Ethereum ofrecen propuestas de valor diferenciadas en el sector cripto. Bitcoin se afianza como reserva digital de valor, mientras que Ethereum lidera el ámbito de las finanzas programables y las aplicaciones descentralizadas. Como inversor, debes valorar tu tolerancia al riesgo, tus objetivos y las particularidades de cada activo antes de decidir. A medida que el mercado de criptomonedas madura, ambas redes previsiblemente desempeñarán un papel relevante en el futuro de las finanzas y la tecnología.
Bitcoin está concebido principalmente para transacciones digitales, mientras que Ethereum permite contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas. Bitcoin es oro digital; Ethereum es una plataforma blockchain.
La minería de BTC continuará aproximadamente hasta 2140, cuando se hayan emitido los 21 millones de monedas. Las recompensas de minería se reducen a la mitad cada 4 años, y después dependen de las comisiones por transacción.
Ethereum fue creado por Vitalik Buterin y lanzado en 2015. Amplía las capacidades de Bitcoin y permite contratos inteligentes.
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