Otra vez en el clásico tomar a la gente por tonta.

Esta vez, los amigos que entraron en la llamada de algún influencer del mercado, probablemente experimentarán otra vez la sensación de "contribuir al lujoso apartamento del proyecto". Hablando con sinceridad, ¿cuántas veces se ha aprendido esta lección? Algunas personas simplemente no aprenden.

Las promociones abrumadoras de los proyectos no son caridad: gastar mil dólares para que algunas cuentas publiquen y luego poder recoger del mercado unos diez mil dólares. Este tipo de maniobras poco éticas deberían ser rechazadas por toda la comunidad.

Despierten todos, del cielo no caerán pasteles, solo caerán hoces.