Un importante banco de inversión suizo acaba de publicar un informe de investigación con un enfoque bastante inusual: si la Corte Suprema de EE. UU. finalmente determina que la estrategia de aranceles de Trump es inconstitucional, el gobierno federal podría tener que devolver impuestos a los importadores—una cifra bastante impactante, aproximadamente 140 mil millones de dólares, lo que representa cerca del 8% del déficit presupuestario para el año fiscal 2025.

A corto plazo, esto sin duda complicaría las finanzas públicas. Pero, ¿qué pasa a largo plazo? Algunos analistas creen que EE. UU. podría aprovechar la situación para volver a una política de aranceles bajos y baja inflación. Después de todo, incluso si la Casa Blanca quisiera implementar más barreras comerciales, el proceso llevaría varios trimestres, durante los cuales la flexibilidad de las políticas se vería claramente limitada.

Lo más importante es que, si se eliminan los aranceles, los costos de importación caerían inmediatamente, permitiendo que la gente tenga más dinero para gastar en bienes y servicios, y eso aliviaría la presión sobre los precios. Aunque esta lógica parece sencilla, para la Reserva Federal sería otra historia: si la inflación realmente empieza a enfriarse más rápido de lo esperado, la probabilidad de que en la segunda mitad de 2025 se reduzcan las tasas de interés aumentaría notablemente.

En resumen, si la política arancelaria realmente fracasa, la Reserva Federal podría tener más margen de maniobra. Para los mercados, esto no sería un asunto menor.