Anoche en la mesa de alcohol encontré a un viejo chivo expiatorio, completamente borracho, que empezó a hacerme cuentas: en las últimas dos semanas había sacado 20 mil yuanes, y esta semana no solo los perdió todos, sino que además metió otros 5 mil.

Con una copa en la mano, se autocompadecía: "El otro día en el grupo todo explotó, decían que esa moneda iba a subir, y yo tenía miedo de quedarme fuera." ¿Y qué pasó? Usó apalancamiento y entró a toda prisa, y en cuanto empezó a subir, explotó.

¿Suena familiar esta historia? Porque la mayoría de la gente ha tropezado en la misma trampa.

Primero, hablemos del hype. Cuando un determinado activo está en todas partes, en todos los grupos ves palabras como "sube", "despegue", ¡felicidades! — quizás estás en la cima. Los grandes jugadores son expertos en gastar dinero para crear ruido; cuando el entusiasmo alcanza su punto máximo y los minoristas hacen fila para entrar, ellos ya han vendido en varias fases. Crees que has aprovechado la oportunidad, pero en realidad estás tomando la última mano.

Luego, el apalancamiento. Muchos piensan que si su capital es pequeño, sin apalancamiento no podrán cambiar su suerte. Pero el mercado nunca sigue un guion: el apalancamiento amplifica no solo las ganancias, sino también las pérdidas. Un movimiento en segundos puede dejarte en la ruina, mientras la plataforma se lleva su comisión sin problema. ¿Apostar por suerte? El mercado no te dará tiempo para reaccionar.

Lo más duro son los proyectos fantasmas. ¿"Criptomonedas de cien veces", "apoyadas por celebridades"? Parecen una ganga, pero al morder, solo encuentras vidrio. Los desarrolladores controlan el 90% de los tokens, crean un "mito" para atraer a los inversores, y cuando quieres salir corriendo, ¿qué pasa? Sin liquidez, el precio cae en picada.

La tarifa más cara en el mundo cripto no es la que pierdes, sino la que pagas por no poder controlar tus manos. Quieres comprar en alza, vender en baja, envidias a los que ganan... Estos pensamientos son más peligrosos que cualquier indicador técnico. Los que sobreviven, primero aprenden a controlarse. No te precipites, no creas en promesas de ganancias garantizadas, ni pongas tu patrimonio en juego por el mañana. Siempre hay oportunidades, pero tu cuenta solo tiene una vida.