Recientemente me he fijado en algo interesante: el sistema de pagos con monedas estables desarrollado con Plasma, y cuanto más lo estudio, más veo que hay mucho por descubrir.

La lógica central es bastante sencilla: en el futuro, al comprar algo con tarjeta, quizás no sea en dólares ni en saldo bancario, sino en USDT o USDC en tu cartera. Es una liquidación directa del gasto. ¿Comisiones? Menores que en los canales tradicionales. ¿Velocidad? Casi en tiempo real. ¿Cobertura? En teoría, global.

En estos años, se han visto varios intentos de pagos con blockchain. Algunos proyectos hacen presentaciones impactantes, pero en realidad, al transferir fondos, pueden experimentar retrasos que te hacen dudar. Otros afirman que van a revolucionar las finanzas tradicionales, pero en el fondo siguen usando los mismos procesos de liquidación de Visa o bancos, sin cambiar mucho.

El enfoque de Plasma es diferente: se basa en soluciones de escalabilidad para Ethereum, combinando cadenas secundarias de alta velocidad con tecnología de pruebas de conocimiento cero.

En términos simples: la confirmación de pagos puede ser tan rápida como en un sistema de tarjetas de crédito, pero manteniendo la privacidad y seguridad que exige el pago con criptomonedas. Cada transacción se agrupa en cadenas secundarias y luego, mediante estructuras de Merkle, se comprimen y se registran en la cadena principal. Esto garantiza velocidad y resistencia a la manipulación.

Desde el lado del usuario, pagar no requiere intermediarios bancarios ni múltiples niveles de liquidación; los comerciantes pueden recibir el dinero casi en tiempo real.

Lo más destacado es que este sistema está integrándose profundamente con monedas estables.

En el futuro, el USDT en tu cartera no solo servirá para gestionar activos o ganar intereses, sino que también podrás usarlo para pagar en tiendas, en línea, en aeropuertos y otros escenarios reales, con una experiencia similar a usar una tarjeta Visa.

El sector de pagos podría estar experimentando cambios sustanciales.