Hablando del proyecto Floki, la primera reacción de muchas personas suele ser «otro clon de Dogecoin». Pero quienes han seguido su evolución saben que eso ya no es así.

Al principio, todo empezó con un meme de un Shiba Inu, ¿quién hubiera pensado que después resistiría varias fases de mercado alcista y bajista? La clave está en que estas personas realmente están haciendo las cosas — no solo diciendo slogans, sino construyendo la comunidad paso a paso. Cuando el mercado se desplomaba, otros huían, pero los poseedores de Floki, en cambio, se fueron acumulando más y más.

Mirando hacia atrás, aquellos inversores minoristas que entraron en su momento, algunos solo apostaron por suerte. Pero la mayoría que se quedó, en realidad, cree en esta idea de «de broma a realidad». En el mundo de las criptomonedas, no faltan historias, lo que falta son proyectos que puedan contar esas historias de manera consistente.