De diez mil de capital a cuarenta millones: Cómo sobreviví en el mercado de criptomonedas con cinco métodos torpes
Cuando ingresé a este mundo, llevaba en el bolsillo unos diez mil yuanes, como un novato que acaba de entrar en un casino. Sin mentor, sin conexiones, solo me lanzaba a ciegas.
¿Liquidaciones? Perdí la cuenta de cuántas veces. La más dura fue aquella vez que estuve pegado a la pantalla desde las dos de la madrugada hasta el amanecer, con los ojos secos como si fueran a estallar. Recuerdo especialmente cuando colapsó LUNA, tanto yo como un veterano quedamos atrapados en una posición profunda. Él me dijo con un vaso de whisky en la mano: «Este mercado en realidad es bastante simple, si puedes aguantar, eventualmente te dará su recompensa». Eso lo he pensado durante muchos años.
Luego entendí que el verdadero oponente no son las velas K, sino uno mismo. Cuando llega un mercado alcista, todos creen que son Buffett; cuando cae, se dan cuenta de que siguen siendo inversores minoristas. Los que logran mantenerse, nunca es por ser más inteligentes, sino por seguir las reglas.
Mis cinco métodos torpes
Primero: Cuando todos están locos, yo me mantengo tranquilo; cuando todos entran en pánico, yo actúo. La mayor volatilidad suele ser la más peligrosa; cuando el mercado está en calma y nadie habla, ahí aparecen las oportunidades.
Segundo: Cuando hay consolidación en niveles bajos, me atrevo a comprar; en niveles altos, debo salir. Cuando el precio se mantiene en el fondo durante mucho tiempo, generalmente va a subir; en niveles altos, si oscila mucho, lo más probable es que caiga.
Tercero: Cuando hay una gran subida, pienso en salir; cuando hay una caída fuerte, me atrevo a agregar. Cuando todo el mundo grita «¡Vamos!», solo pienso en cómo salir; en las caídas, en cambio, es cuando más debo aumentar.
Cuarto: Cuando hay velas bajistas, me atrevo a comprar; con velas alcistas, a vender; actúo en contra de las emociones. Cuando el mercado llega a extremos emocionales, ahí es cuando mi cuenta puede cambiar de suerte.
Quinto: Cuando el mercado cae en la apertura, considero entrar; cuando sube en la tarde, considero salir. Seguir el ritmo del mercado ayuda a evitar la mayoría de las trampas.
Ahora, al analizar el mercado, muchas veces solo con intuición puedo tener una idea del rumbo. Pero esto no es un talento especial, sino el resultado de muchas pérdidas, noches en vela y cientos de revisiones que han convertido esto en una memoria muscular.
El mercado cambia, los focos de atención también, pero la naturaleza humana nunca cambia. Mantener la calma es la clave para sobrevivir a largo plazo; solo así, cuando llegue la próxima ola de auge, estaré listo para aprovecharla.
Esta fase del mercado está gestándose; prepararse con anticipación es la mejor forma de captar la próxima gran ola.
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BearMarketHustler
· 11-06 16:51
¡Vaya! Esto sí que es un rey.
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GasGrillMaster
· 11-06 16:36
Jaja, verlo cansa.
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Degen4Breakfast
· 11-06 16:34
Otra vez vi cien veces, las lágrimas del día en que LUNA explotó fueron en vano.
De diez mil de capital a cuarenta millones: Cómo sobreviví en el mercado de criptomonedas con cinco métodos torpes
Cuando ingresé a este mundo, llevaba en el bolsillo unos diez mil yuanes, como un novato que acaba de entrar en un casino. Sin mentor, sin conexiones, solo me lanzaba a ciegas.
¿Liquidaciones? Perdí la cuenta de cuántas veces. La más dura fue aquella vez que estuve pegado a la pantalla desde las dos de la madrugada hasta el amanecer, con los ojos secos como si fueran a estallar. Recuerdo especialmente cuando colapsó LUNA, tanto yo como un veterano quedamos atrapados en una posición profunda. Él me dijo con un vaso de whisky en la mano: «Este mercado en realidad es bastante simple, si puedes aguantar, eventualmente te dará su recompensa». Eso lo he pensado durante muchos años.
Luego entendí que el verdadero oponente no son las velas K, sino uno mismo. Cuando llega un mercado alcista, todos creen que son Buffett; cuando cae, se dan cuenta de que siguen siendo inversores minoristas. Los que logran mantenerse, nunca es por ser más inteligentes, sino por seguir las reglas.
Mis cinco métodos torpes
Primero: Cuando todos están locos, yo me mantengo tranquilo; cuando todos entran en pánico, yo actúo. La mayor volatilidad suele ser la más peligrosa; cuando el mercado está en calma y nadie habla, ahí aparecen las oportunidades.
Segundo: Cuando hay consolidación en niveles bajos, me atrevo a comprar; en niveles altos, debo salir. Cuando el precio se mantiene en el fondo durante mucho tiempo, generalmente va a subir; en niveles altos, si oscila mucho, lo más probable es que caiga.
Tercero: Cuando hay una gran subida, pienso en salir; cuando hay una caída fuerte, me atrevo a agregar. Cuando todo el mundo grita «¡Vamos!», solo pienso en cómo salir; en las caídas, en cambio, es cuando más debo aumentar.
Cuarto: Cuando hay velas bajistas, me atrevo a comprar; con velas alcistas, a vender; actúo en contra de las emociones. Cuando el mercado llega a extremos emocionales, ahí es cuando mi cuenta puede cambiar de suerte.
Quinto: Cuando el mercado cae en la apertura, considero entrar; cuando sube en la tarde, considero salir. Seguir el ritmo del mercado ayuda a evitar la mayoría de las trampas.
Ahora, al analizar el mercado, muchas veces solo con intuición puedo tener una idea del rumbo. Pero esto no es un talento especial, sino el resultado de muchas pérdidas, noches en vela y cientos de revisiones que han convertido esto en una memoria muscular.
El mercado cambia, los focos de atención también, pero la naturaleza humana nunca cambia. Mantener la calma es la clave para sobrevivir a largo plazo; solo así, cuando llegue la próxima ola de auge, estaré listo para aprovecharla.
Esta fase del mercado está gestándose; prepararse con anticipación es la mejor forma de captar la próxima gran ola.