El teléfono suena. Contestás. Es la voz de la abuela al otro lado—cálida, familiar. Pero algo se siente extraño.

"Querido/a, necesito que me envíes un poco de Bitcoin de inmediato."

Tu cerebro se congela. ¿Abuela? ¿Bitcoin? Ella es la mujer que aún escribe cheques en la tienda de comestibles.

Ahí es cuando te das cuenta: esta no es ella.

Los estafadores se están volviendo más inteligentes. La tecnología de clonación de voz ha mejorado tanto que puede imitar a tus seres queridos en segundos. Todo lo que necesitan son algunas muestras de audio, tal vez de un mensaje de voz, un video en redes sociales o una grabación de una llamada telefónica. Luego crean una historia: facturas hospitalarias urgentes, unas vacaciones atascadas, una "inversión sensible al tiempo."

¿Y ahora? Están pidiendo cripto.

¿Por qué Bitcoin u otros activos digitales? Porque una vez que se envía, se ha ido. No hay reembolsos. No hay servicio al cliente al que llamar. No hay forma de recuperarlo.

Bienvenido a la temporada de estafas. Ya no son solo correos electrónicos de príncipes falsos. Es tu "abuela" llamando. Es tu "jefe" enviando mensajes. Es la IA haciendo el trabajo pesado mientras los criminales recogen millones.

Mantente alerta. Verifica antes de enviar. Cuelga y llama de nuevo usando un número que sepas que es real. Haz preguntas que solo la persona real podría saber. Porque en el mundo de las criptomonedas, confiar—pero verificar—no es solo un lema. Es supervivencia.