En 2017, con la ilusión de multiplicar por diez en un año, entré en el mundo de las criptomonedas. ¿Un año después? Mi cuenta se evaporó en un 40%. Recuerdo aquella noche de invierno, paseando por la calle con una chaqueta delgada durante dos horas, hasta que mi mente se aclaró: lo primero que aprendí sobre trading no fue cómo ganar, sino cómo «no matarse».

**El cáncer más venenoso del trading se llama codicia**

Al principio, como todos los novatos, buscaba el «sistema santo». Pasaba horas en foros copiando estrategias, persiguiendo a los influencers, pero evitaba hacer lo más simple: revisar mis operaciones. Creía ingenuamente que estar pegado a la pantalla 12 horas al día y leer montones de libros de trading me daría la ventaja. ¿El resultado? Mi saldo solo bajaba. Cuando ya no soportaba más las pérdidas, acepté: soy una persona normal, sin talentos especiales.

Los que realmente ganan saben una cosa: menos es más. La famosa frase de Buffett «No pierdas tu capital» suena anticuada, pero el 99% de las personas fracasan por perseguir máximos. Yo también caí en esa trampa, quería aprovechar cada movimiento del mercado, y al final, en esa gran vela bajista de ETH, me liquidaron. Luego, al leer el Tao Te Ching, entendí: «Lo que se mueve en contra es el camino; lo débil es el uso del Tao». De repente, comprendí que querer capturar todos los movimientos es una enfermedad; solo hay que morder la porción más jugosa. Ahora, antes de hacer una operación, me pregunto: «¿Podré dormir tranquilo si esta operación pierde?» Si no, no la hago. Solo opero en oportunidades que he probado y entiendo claramente.

**¿Cómo hacer una reducción efectiva? Dos técnicas prácticas**

**1. Revisar las operaciones es como afilar el cuchillo, no seas perezoso**
Cada día, al cerrar el mercado, hago una cosa: ejecuto mis estrategias con datos históricos, anotando cada motivo de entrada, el nivel de stop-loss y lo que pensaba en ese momento. Un truco muy útil es la «aislación física»: después de una hora de trading, me aparto de la pantalla por 10 minutos, cubro los precios en tiempo real con notas adhesivas y solo miro el gráfico diario. Esto ayuda a controlar las impulsividades y evita que la dopamina te controle.

**2. El stop-loss es tu vida**
Fijo un límite de pérdida en el 2% del capital por operación, y lo ejecuto automáticamente mediante órdenes condicionales.