Musk acaba de soltar una bomba: Tesla está planeando una enorme instalación de fabricación de chips. ¿Por qué? Sus modelos de IA y la división de robótica están enfrentando cuellos de botella computacionales. Esto ya no se trata solo de coches, se trata de controlar toda la pila desde el silicio hasta el software. Con los costos de entrenamiento de IA disparándose y el suministro de chips aún siendo impredecible, la integración vertical tiene sentido. El movimiento podría remodelar cómo los gigantes tecnológicos abordan la dependencia del hardware. Las redes de computación descentralizadas podrían enfrentar un formidable competidor si Tesla logra la producción interna a gran escala.