La Inflación y el aumento vertiginoso de los costos de vida se convirtieron en los factores decisivos. Los votantes dejaron claro su elección: los puntos de dolor económico los llevaron directamente a las urnas, y así fue como Trump aseguró su segunda presidencia.

Cuando tu factura de supermercado sigue aumentando y el alquiler parece imposible, las promesas políticas sobre la economía de repente importan más que cualquier otra cosa. La gente no estaba votando sobre debates políticos abstractos. Estaban votando con sus billeteras. Los números contaron la historia: los estadounidenses comunes sentían la presión y querían un cambio.

Esto no se trataba solo de líneas partidarias o eslóganes de campaña. Era una ansiedad económica cruda que se traducía en acción política. La crisis del costo de la vida se convirtió en el elefante en la habitación que nadie podía ignorar, y en última instancia, dio forma a todo el resultado electoral.