La volatilidad del mercado puede ser abrumadora. Si no estás preparado para manejar oscilaciones bruscas, no hay vergüenza en dar un paso atrás. A veces, la mejor decisión es simplemente observar: mirando la acción del precio, rastreando patrones y manteniéndose informado sin posiciones activas.

El principio clave: nunca fuerces una operación cuando tu instinto te dice que dudes. La incomodidad es una señal. Ya sea por la falta de familiaridad con las condiciones del mercado, puntos de entrada poco claros o límites personales de tolerancia al riesgo, respetar ese instinto protege tu capital. La paciencia no es debilidad en el trading: es estrategia. Espera por configuraciones que se alineen con tu zona de confort.