Lo que realmente destaca sobre el Protocolo SC no es solo la tecnología, sino fundamentalmente cómo ven la participación de la comunidad. En lugar de etiquetar a las personas como "usuarios", las reconocen como contribuyentes activos con habilidades reales y medibles. Esa distinción importa más de lo que piensas. La arquitectura realmente rastrea la habilidad. Cuando te desempeñas bien, el sistema lo registra. Cuando te mantienes constante, genera impulso. Ahí es donde sucede la magia: las habilidades son recompensadas, no solo la actividad. En la mayoría de los protocolos, solo eres otra dirección. Aquí, se te reconoce por lo que realmente aportas.