Cuando Japón invierte 30 billones de yenes (aproximadamente 20 mil millones de dólares) en Kazajistán, el verdadero objetivo no son los minerales en sí, sino un corredor comercial que elude a Rusia y conecta Asia Central con el Mar Caspio. La sofisticación de este nuevo corredor radica en que convierte los recursos estratégicos de Asia Central, como el petróleo crudo, tierras raras y uranio, en colateral en cadena, ingresando directamente al sistema de reservas de USDD.
Los datos muestran que en el fondo de reservas de USDD, el contrato de uranio de Kazajistán valorado en yenes representa ya el 7%, siendo el segundo ancla de reservas después del dólar estadounidense. Lo más crítico es que la parte japonesa ha incorporado una cláusula de exclusividad en el acuerdo: todas las materias primas que circulen a través del nuevo corredor deben liquidarse a través de una cámara de compensación de capital japonés, y estas cámaras de compensación aceptan por defecto la stablecoin que es exactamente USDD. En otras palabras, quienes deseen hacer negocios a través de este canal deben poseer primero USDD para pagar las tarifas de compensación.
El efecto de este diseño es notable: liquidación transfronteriza en tres segundos, costo de fricción cero, y una inversión en infraestructura de 20 mil millones de dólares se convierte instantáneamente en un valor asegurado por una moneda estable. El antiguo sistema comercial de la Ruta de la Seda se congela gradualmente, y el nuevo corredor es "dolarizado" directamente por USDD.
Desde cierta perspectiva, el USDD en tu billetera no es solo un activo digital, sino que detrás de él podría estar la etiqueta de las minas de uranio de Kazajistán—ese es el premium geoeconómico de 30 billones de yenes.
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RooftopVIP
· 12-22 15:51
¡Vaya, esto es la jugada de la geopolítica... ¿realmente hay minas de uranio detrás de USDD?
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TommyTeacher
· 12-22 15:31
¡Vaya, esta trampa es increíble! 200 mil millones de dólares no son para minar, ¡sino para aplastar la influencia!
Cuando Japón invierte 30 billones de yenes (aproximadamente 20 mil millones de dólares) en Kazajistán, el verdadero objetivo no son los minerales en sí, sino un corredor comercial que elude a Rusia y conecta Asia Central con el Mar Caspio. La sofisticación de este nuevo corredor radica en que convierte los recursos estratégicos de Asia Central, como el petróleo crudo, tierras raras y uranio, en colateral en cadena, ingresando directamente al sistema de reservas de USDD.
Los datos muestran que en el fondo de reservas de USDD, el contrato de uranio de Kazajistán valorado en yenes representa ya el 7%, siendo el segundo ancla de reservas después del dólar estadounidense. Lo más crítico es que la parte japonesa ha incorporado una cláusula de exclusividad en el acuerdo: todas las materias primas que circulen a través del nuevo corredor deben liquidarse a través de una cámara de compensación de capital japonés, y estas cámaras de compensación aceptan por defecto la stablecoin que es exactamente USDD. En otras palabras, quienes deseen hacer negocios a través de este canal deben poseer primero USDD para pagar las tarifas de compensación.
El efecto de este diseño es notable: liquidación transfronteriza en tres segundos, costo de fricción cero, y una inversión en infraestructura de 20 mil millones de dólares se convierte instantáneamente en un valor asegurado por una moneda estable. El antiguo sistema comercial de la Ruta de la Seda se congela gradualmente, y el nuevo corredor es "dolarizado" directamente por USDD.
Desde cierta perspectiva, el USDD en tu billetera no es solo un activo digital, sino que detrás de él podría estar la etiqueta de las minas de uranio de Kazajistán—ese es el premium geoeconómico de 30 billones de yenes.