En el panorama cripto de hoy, casi se ha convertido en una sabiduría convencional: la gran mayoría de los proyectos lanzados presentan serias señales de advertencia. Hablamos de un escenario donde casi el 99.99% de las nuevas iniciativas vienen con fundamentos dudosos, tokenómica poco realista o prácticas abiertamente engañosas. En este punto, señalar estafas individuales parece redundante. El mercado ya ha valorado la realidad de que la mayoría desaparecerá. En lugar de rastrear interminablemente cuál proyecto es el siguiente en implosionar, quizás el verdadero enfoque sea concentrar la energía en otro lugar: en identificar los pocos raros con utilidad genuina y modelos sostenibles. Ahí es donde reside la verdadera oportunidad.