La historia nos muestra algo bastante claro: las sociedades que prosperan son aquellas dispuestas a polinizar ideas y mantener sus puertas abiertas a la innovación. Atenas, Bagdad—no alcanzaron su auge cerrándose en la ortodoxia. Explotaron en creatividad e influencia precisamente porque eran centros donde diferentes pensamientos podían mezclarse y evolucionar. ¿El momento en que una civilización deja de tomar prestado, deja de mezclar, deja de cuestionar? Ahí es cuando comienza el declive. Es la misma lógica que vemos desarrollándose hoy en los ecosistemas digitales. ¿Los que están ganando? Están construidos sobre una apertura radical—donde las ideas pueden fluir libremente, donde la diversidad de pensamiento no es un error, es el objetivo principal. ¿Los que están desapareciendo? Generalmente, aquellos que se han calcificado en viejas formas. La obra de Johan Norberg traza esto bellamente a lo largo de la historia: la apertura al comercio y el intercambio intelectual como el motor de la prosperidad humana. Vale la pena reflexionar sobre esto mientras construimos el próximo capítulo de la civilización digital.
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RugPullProphet
· 12-23 03:59
Tienes razón, la apertura conduce al progreso, pero la realidad es que la mayoría de los proyectos on-chain aún están copiándose entre sí y en una competencia interna.
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DegenApeSurfer
· 12-23 03:55
No hay duda, Web3 es un ejemplo viviente. Los proyectos que se aferran a una única narrativa han sido condenados, mientras que los ecosistemas más abiertos y inclusivos crecen salvajemente. La apertura es el camino.
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0xOverleveraged
· 12-23 03:49
No es cierto, en el ámbito de web3 hay un montón de personas que todavía se aferran a su pequeño territorio, sin entender que la apertura es el camino a seguir. Miremos aquellos proyectos que realmente han avanzado, ¿cuál de ellos no es inclusivo y compatible...?
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MEVHunterNoLoss
· 12-23 03:45
Abierto vs cerrado, esta trampa lógica también se aplica completamente en la cadena. Miremos esas cadenas públicas que han muerto en el ecosistema, ¿cuál no es debido a un control excesivo y centralizado?
La historia nos muestra algo bastante claro: las sociedades que prosperan son aquellas dispuestas a polinizar ideas y mantener sus puertas abiertas a la innovación. Atenas, Bagdad—no alcanzaron su auge cerrándose en la ortodoxia. Explotaron en creatividad e influencia precisamente porque eran centros donde diferentes pensamientos podían mezclarse y evolucionar. ¿El momento en que una civilización deja de tomar prestado, deja de mezclar, deja de cuestionar? Ahí es cuando comienza el declive. Es la misma lógica que vemos desarrollándose hoy en los ecosistemas digitales. ¿Los que están ganando? Están construidos sobre una apertura radical—donde las ideas pueden fluir libremente, donde la diversidad de pensamiento no es un error, es el objetivo principal. ¿Los que están desapareciendo? Generalmente, aquellos que se han calcificado en viejas formas. La obra de Johan Norberg traza esto bellamente a lo largo de la historia: la apertura al comercio y el intercambio intelectual como el motor de la prosperidad humana. Vale la pena reflexionar sobre esto mientras construimos el próximo capítulo de la civilización digital.