Circulan numerosas historias extrañas en el círculo. Algunas personas han invertido en proyectos que prometían un futuro ilimitado, solo para darse cuenta, después de seis meses, que estaban atrapados. Estos casos apuntan a un mismo hecho: el mundo de las criptomonedas enfrenta no solo presiones regulatorias externas, sino también agujeros negros de riesgo internos. El proyecto WLFI, en el que Sun Yuchen invirtió a lo grande, es un ejemplo de libro de texto; el equipo del proyecto simplemente prohibió permanentemente las direcciones de los inversores, y un valor de mercado de 60 millones de dólares se desvaneció en cuestión de horas. La ironía es que esto ocurrió bajo la bandera de "descentralización"; en realidad, el equipo del proyecto aún mantiene el poder absoluto de vida o muerte.
Al mismo tiempo, los grandes jugadores de Wall Street también están cambiando las reglas del juego. JPMorgan ha incluido a Ethereum en su lista de colaterales, lo que no es simplemente un reconocimiento de actitud, sino una reevaluación de los activos criptográficos utilizando la lógica de gestión de riesgos de las finanzas tradicionales. Monedas como $ETH, que son altamente volátiles, están siendo gradualmente transformadas en "herramientas generadoras de ingresos", y la tendencia hacia la financiarización y la instrumentalización ya es irreversible.
Otra línea es el auto-rescate de los proyectos establecidos. DOGE solía ser una broma impulsada puramente por la comunidad, pero ahora está planeando una oferta pública formal y construyendo infraestructura de pagos, deseando urgentemente transformarse de un "token de fe" a un "activo tecnológico" respaldado por aplicaciones reales. Esta urgencia en el cambio indica que la era de crecimiento salvaje realmente está llegando a su fin.
Por un lado está el endurecimiento de la regulación y los riesgos impredecibles de los proyectos; por el otro, la reestructuración del capital tradicional y la transformación de los viejos proyectos para sobrevivir. El mundo de las criptomonedas se está dividiendo: o se sigue luchando en la zona gris, o se viste con un traje de cumplimiento para entrar en la corriente principal. Esto ya no es una elección, sino el límite de supervivencia.
¿Qué opinas? ¿Quién será el próximo en caer? ¿Serán esos apostadores de comercio apalancado, o algún proyecto que afirme ser absolutamente descentralizado? Deja un comentario con tus observaciones.
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#数字资产市场洞察 💥💥💥💥💥
Cada fluctuación en el mundo de las criptomonedas es como un terremoto; esas asignaciones de activos que parecen impecables, de repente se desmoronan.
$ETH
Circulan numerosas historias extrañas en el círculo. Algunas personas han invertido en proyectos que prometían un futuro ilimitado, solo para darse cuenta, después de seis meses, que estaban atrapados. Estos casos apuntan a un mismo hecho: el mundo de las criptomonedas enfrenta no solo presiones regulatorias externas, sino también agujeros negros de riesgo internos. El proyecto WLFI, en el que Sun Yuchen invirtió a lo grande, es un ejemplo de libro de texto; el equipo del proyecto simplemente prohibió permanentemente las direcciones de los inversores, y un valor de mercado de 60 millones de dólares se desvaneció en cuestión de horas. La ironía es que esto ocurrió bajo la bandera de "descentralización"; en realidad, el equipo del proyecto aún mantiene el poder absoluto de vida o muerte.
$WLFI
Al mismo tiempo, los grandes jugadores de Wall Street también están cambiando las reglas del juego. JPMorgan ha incluido a Ethereum en su lista de colaterales, lo que no es simplemente un reconocimiento de actitud, sino una reevaluación de los activos criptográficos utilizando la lógica de gestión de riesgos de las finanzas tradicionales. Monedas como $ETH, que son altamente volátiles, están siendo gradualmente transformadas en "herramientas generadoras de ingresos", y la tendencia hacia la financiarización y la instrumentalización ya es irreversible.
Otra línea es el auto-rescate de los proyectos establecidos. DOGE solía ser una broma impulsada puramente por la comunidad, pero ahora está planeando una oferta pública formal y construyendo infraestructura de pagos, deseando urgentemente transformarse de un "token de fe" a un "activo tecnológico" respaldado por aplicaciones reales. Esta urgencia en el cambio indica que la era de crecimiento salvaje realmente está llegando a su fin.
Por un lado está el endurecimiento de la regulación y los riesgos impredecibles de los proyectos; por el otro, la reestructuración del capital tradicional y la transformación de los viejos proyectos para sobrevivir. El mundo de las criptomonedas se está dividiendo: o se sigue luchando en la zona gris, o se viste con un traje de cumplimiento para entrar en la corriente principal. Esto ya no es una elección, sino el límite de supervivencia.
¿Qué opinas? ¿Quién será el próximo en caer? ¿Serán esos apostadores de comercio apalancado, o algún proyecto que afirme ser absolutamente descentralizado? Deja un comentario con tus observaciones.