¿Continuará la tendencia alcista dorada de medio siglo? La evolución de los precios en 50 años y la guía de inversión futura

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Desde la disolución del sistema de Bretton Woods: los 50 años del mercado del oro

El oro ha sido desde siempre un medio importante de reserva de valor. En agosto de 1971, el presidente de EE. UU., Nixon, anunció el fin del vínculo del dólar con el oro, poniendo fin oficialmente al sistema de Bretton Woods. Antes de eso, el precio del oro estaba fijado en 35 dólares la onza. Con la desconexión, el oro empezó a fluctuar libremente, dando inicio a un recorrido de mercado que duró medio siglo.

Este período merece una atención especial porque marca el verdadero inicio del mercado moderno del oro. Antes de ello, los precios del oro tenían poca referencia, ya que estaban artificialmente fijados. Tras la desconexión, el precio del oro reflejaba realmente la oferta y demanda del mercado y la situación económica global.

Análisis de las cuatro principales ondas alcistas del oro en 50 años

Al revisar la historia del oro desde 1971 hasta hoy, en un período de 20 años, el oro experimentó cuatro ciclos de subida evidentes, cada uno asociado a un contexto geopolítico o económico específico.

Primera ola: 1970-1975, la crisis de confianza

Tras la desconexión del dólar, los inversores desconfiaron de esta moneda sin ancla. El dólar, que antes era un certificado de cambio por oro, ahora se convirtió en moneda fiduciaria, y el mercado temía que se convirtiera en papel sin valor. Este psicológico impulso llevó al oro de 35 dólares a 183 dólares, con un repunte superior al 400%. Luego, estalló la crisis del petróleo, EE. UU. liberó gran liquidez para comprar petróleo, elevando aún más el precio del oro. Pero tras la crisis, se empezó a reconocer que el dólar seguía siendo el medio de intercambio más conveniente, y el precio del oro retrocedió cerca de 100 dólares.

Segunda ola: 1976-1980, la confrontación geopolítica

La segunda crisis del petróleo en Oriente Medio, el incidente de los rehenes en Irán, la invasión soviética de Afganistán, y otros eventos desencadenaron una recesión global, con una inflación en aumento en los países occidentales. El oro volvió a ser refugio, subiendo de 104 dólares a 850 dólares, con un repunte superior al 700%. Sin embargo, la especulación excesiva tuvo su precio; tras la recuperación y la disolución de la URSS, el precio del oro se desplomó rápidamente, y durante los veinte años siguientes se mantuvo entre 200 y 300 dólares.

Tercera ola: 2001-2011, la década alcista

El 11 de septiembre marcó el inicio de la guerra contra el terrorismo en EE. UU., y para financiar el gasto militar, el gobierno empezó a reducir tasas y aumentar la deuda. Esto llevó a la burbuja inmobiliaria, y posteriormente, a la crisis financiera de 2008. Para salvar la economía, la Reserva Federal implementó políticas de flexibilización cuantitativa, y en esta década, el oro subió de 260 dólares a 1921 dólares, con un repunte superior al 700%. La crisis de la deuda en Europa en 2011 elevó aún más el precio, pero con la intervención de la UE y rescates internacionales, el oro se estabilizó cerca de 1000 dólares.

Cuarta ola: desde 2015 hasta hoy, una era de nuevos máximos

En los últimos diez años, el oro ha entrado en una nueva fase. Japón y Europa han implementado políticas de tipos negativos, los bancos centrales globales han ido desdolarizando gradualmente, en 2020 la Fed volvió a realizar una gran expansión de QE, y en 2022, la guerra de Rusia y Ucrania, la crisis en Oriente Medio en 2023, y otros eventos han seguido disparando el precio del oro. En 2024, el oro superó los 2800 dólares, y en octubre de 2025 alcanzó por primera vez los 4300 dólares.

En conjunto, el oro ha subido de 35 dólares en 1971 a más de 120 veces hoy. Mientras tanto, el índice Dow Jones ha pasado de 900 a 46000 puntos, con un aumento de aproximadamente 51 veces. Desde una perspectiva de largo plazo de 50 años, el rendimiento de la inversión en oro no ha sido inferior al del mercado bursátil, e incluso ha tenido una ligera ventaja.

¿Es el oro realmente una buena inversión?

Para evaluar si la inversión en oro es buena o mala, es necesario distinguir entre el marco temporal y los comparativos.

Si solo se mira el último año, el oro ha subido de 2690 dólares a 4200 dólares en octubre, con un repunte superior al 56%, mostrando un rendimiento destacado. Pero si se consideran los veinte años entre 1980 y 2000, el precio del oro se mantuvo en un rango de 200-300 dólares durante mucho tiempo, y los inversores no obtuvieron beneficios. ¿Cuántos años de vida hay para esperar?

La característica principal de la inversión en oro es que sus ganancias provienen de la diferencia de precio, sin generar intereses. Esto determina que su lógica de inversión sea completamente diferente a la de las acciones o los bonos. El oro suele presentar ciclos de “longos periodos de consolidación → repunte repentino → caída rápida → nueva consolidación”. Los inversores exitosos en oro deben aprovechar las tendencias alcistas o hacer cortos en caídas abruptas, ya que su potencial de ganancia suele ser mayor que en bonos o acciones.

Por otro lado, como recurso natural, los costos y dificultades de extracción aumentan con el tiempo. Incluso si la tendencia alcista termina en una corrección, los mínimos de precio tienden a ir subiendo de forma progresiva. Por ello, al invertir en oro, no se debe ser excesivamente pesimista y esperar un colapso a cero, sino aprovechar esta regularidad para evitar operaciones innecesarias.

Cinco canales de inversión en oro

1. Oro físico

Compra directa de lingotes, monedas u otras formas físicas de oro. Ventajas: fácil de ocultar activos, además de tener funciones decorativas y de reserva de valor. Desventajas: baja liquidez, amplios diferenciales de compra-venta.

2. Certificados de depósito de oro

Similares a los antiguos certificados de depósito en dólares, son comprobantes de custodia de oro. El inversor puede depositar o retirar oro físico en cualquier momento. Ventajas: fácil de llevar y registrar, desventajas: los bancos no pagan intereses, los diferenciales son amplios, apto para inversores a largo plazo.

3. ETF de oro

Mayor liquidez que los certificados, y al comprar se adquiere una participación en una cantidad determinada de oro. La gestora cobra una comisión de gestión, y si el precio del oro se estanca, el valor del ETF se degrada lentamente. En comparación con los certificados, la negociación es más sencilla y flexible.

4. Futuros de oro

Utilizan apalancamiento para amplificar beneficios, permitiendo posiciones largas o cortas. Los costos de margen son bajos, ideales para operaciones de swing trading. Contratos estandarizados y con alta liquidez, pero con riesgo de apalancamiento.

5. Contratos por diferencia (CFD) de oro

En comparación con los futuros, los CFD ofrecen mayor flexibilidad en horarios, mayor eficiencia del capital y menor umbral de entrada. Ideales para pequeños inversores que quieren operar en corto plazo. La doble vía permite responder a movimientos alcistas o bajistas con flexibilidad.

Comparativa de las características de inversión en oro, acciones y bonos

Los tres tipos de activos tienen mecanismos de rentabilidad completamente diferentes:

  • Rentabilidad del oro: basada en la diferencia de precio, requiere captar bien los momentos de entrada y salida
  • Rentabilidad de los bonos: proviene de los intereses, centrada en acumular unidades y monitorizar cambios en las tasas sin riesgo
  • Rentabilidad de las acciones: depende del crecimiento de las empresas, enfatizando la selección de empresas de calidad y mantener a largo plazo

En dificultad de inversión: los bonos son los más sencillos, el oro es intermedio, y las acciones, los más complejos.

Pero en rendimiento, en los últimos 50 años, el oro ha sido el mejor, aunque en los últimos 30 años las acciones han tenido un mejor desempeño, seguidas del oro, y los bonos en último lugar. La diferencia clave es que el oro requiere captar tendencias alcistas claras para obtener beneficios; si se pierde la ventana, el rendimiento será a largo plazo nulo.

Estrategia de asignación en los ciclos económicos para los tres activos

La regla de oro en la asignación de inversiones es: en periodos de crecimiento económico, preferir acciones; en recesión, asignar oro.

Cuando la economía va bien, las ganancias empresariales aumentan y las acciones suben con facilidad. En ese momento, los bonos y el oro sin interés quedan en segundo plano.

Por el contrario, en recesión, las acciones pierden atractivo, y las propiedades de reserva de valor y protección del oro, junto con los bonos con interés fijo, se convierten en refugios de capital.

La estrategia más sólida es ajustar dinámicamente la proporción de acciones, bonos y oro según la tolerancia al riesgo y los objetivos de inversión. Cuando surgen eventos imprevistos como la guerra de Ucrania y Rusia, la inflación, o subidas de tipos, mantener una proporción adecuada de los tres activos ayuda a diversificar riesgos y fortalecer la resistencia de la cartera.

Perspectivas: ¿Repetirá el próximo ciclo alcista del oro los 50 años pasados?

La historia de 50 años del oro está llena de variables. Cada ciclo alcista ha estado asociado a crisis geopolíticas o económicas específicas, no solo a una tendencia continua. La continuidad del mercado alcista en el futuro dependerá de la evolución de la economía global, la situación geopolítica y las políticas de los bancos centrales, entre otros factores.

Actualmente, la economía global enfrenta tensiones comerciales, conflictos geopolíticos, cambios en las políticas monetarias y otras incertidumbres. En este contexto, el oro, como activo de refugio supremo, sigue siendo atractivo. Pero los inversores deben entender que el oro no es una herramienta que garantice beneficios inmediatos, sino que requiere una gestión dinámica basada en ciclos económicos, análisis técnico y gestión de riesgos.

Independientemente de si en los próximos 50 años el oro volverá a brillar, los inversores inteligentes deben buscar un equilibrio entre acciones, bonos y oro para afrontar la volatilidad del mercado.

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