Cuando el precio de Bitcoin fluctúa cerca de los $87,700 dólares, los negocios que alguna vez fueron de ganancias descomunales están experimentando una profunda reestructuración de su modelo de negocio. Pero este invierno ha generado una oportunidad inesperada: la industria de la minería está convirtiéndose en un nuevo campo de infraestructura para la inteligencia artificial.
Encrucijada: colapso de las ganancias en la minería tradicional
Los datos no mienten. El Hash price ha caído a 39.4 dólares/PH/s/día, alcanzando mínimos históricos, mientras que el punto de equilibrio para la mayoría de los mineros aún está en 40 dólares. Aunque la red tiene un hashrate que supera 1 Zettahash, los ingresos de los mineros en el cuarto trimestre se desplomaron, con costos unitarios que subieron a 137,800 dólares por Bitcoin.
El rendimiento financiero de las empresas mineras cotizadas ilustra claramente el problema: en general, presentan márgenes negativos. Para detener las pérdidas, algunas empresas comenzaron a reducir operaciones, lo que llevó a una caída del 8% en el hashrate total de la red. Esto no es solo volatilidad de precios, sino una crisis estructural: competencia por la capacidad de cálculo cada vez más feroz, depreciación acelerada del hardware, y costos de financiamiento elevados en un entorno de altas tasas de interés, enfrentando una triple presión simultánea.
Reversión: la capacidad de cálculo se dirige hacia la IA y el computo de alto rendimiento
En medio de esta situación desesperada, los mineros descubrieron su mayor activo oculto: grandes contratos de energía, infraestructura de centros de datos y sistemas de enfriamiento. Estos activos, considerados en la era de la minería como centros de costos, se están transformando en puntos estratégicos en la ola de la IA.
Los resultados de esta transición ya empiezan a ser evidentes:
Core Scientific reportó que en el Q3, el 21% de sus ingresos provino de HPC/IA; TeraWulf redirigió un 14% de su electricidad a cálculos de IA, incluso sacrificando capacidad de minería; Iris Energy, aunque solo tiene un 3% de sus ingresos en IA, ha visto su valor en bolsa multiplicarse por más de 4 veces este año, y el mercado ya ha votado con los pies. La más audaz, Bitfarms, anunció que en 2027 se retirará gradualmente de la minería de Bitcoin, transformando sus instalaciones en Washington en centros de computación de alto rendimiento con GPUs de NVIDIA. Cipher Mining tiene aún mayores ambiciones, planeando expandir su capacidad a 1.7 GW para 2026, principalmente para servicios de IA, y recientemente recibió una mejora en su calificación de “sobreponderar” por JPMorgan.
Esto no es simplemente “convertir máquinas de minería en IA”, sino una reevaluación estratégica de la infraestructura. Frente a la volatilidad del precio de Bitcoin, los centros de datos para IA ofrecen contratos a largo plazo más estables y con flujo de caja predecible. La valoración del mercado también es muy diferente: los operadores de centros de datos suelen tener múltiplos de 20-25 veces el beneficio, en comparación con la minería tradicional, mucho más austera. Las instituciones de inversión ya percibieron este cambio, y las acciones relacionadas con minería comenzaron a desconectarse del precio de Bitcoin e incluso a subir en contra de la tendencia.
Transición a energías verdes: optimización de costos y doble ganancia en ESG
Bajo la presión de los costos energéticos, las energías renovables ya no son solo una “opción ecológica”, sino una “necesidad de supervivencia”. Los operadores buscan en todo el mundo la electricidad verde más barata: Sangha Renewables activó una instalación de minería solar de 20MW en Ector, Texas; Phoenix Group lanzó una operación hidroeléctrica de 30MW en Etiopía; Canaan y sus socios desplegaron parques eólicos en Briscoe, Texas, y están desarrollando mineros inteligentes que optimizan la eficiencia energética mediante IA.
Islandia, por su parte, con abundantes recursos geotérmicos, ya es un destino legendario para los mineros globales, junto con Texas y Canadá, formando parte del mapa mundial de minería con energías verdes. Según un estudio de Cambridge, para 2025 más del 52.4% de la energía utilizada en la minería de Bitcoin provendrá de fuentes renovables, con un 42.6% de energía eólica y hidroeléctrica, y un 9.8% de nuclear, un aumento significativo respecto a 2022.
Este cambio en la estructura energética no solo reduce costos (la electricidad representa la mayor parte del gasto en minería), sino que también responde a las demandas regulatorias y de los inversores en ESG. Evitar repetir el cierre de instalaciones de Tether en Uruguay, debido a los aumentos en los precios de energía, se ha convertido en una lección común para los operadores.
Perspectivas: la transformación como clave del éxito
El análisis del sector indica que las empresas mineras cotizadas en EE. UU. están perdiendo cuota de mercado por la competencia internacional y enfrentan un futuro incierto por sus deudas. Sin embargo, las que han logrado transformar con éxito, como Iris Energy, Cipher Mining y CleanSpark, están siendo altamente valoradas por Wall Street, con objetivos de precio en constante aumento.
Se estima que para 2026, la tasa de conversión a IA/HPC alcanzará el 35%, y el tamaño de la industria derivada podría llegar a cientos de miles de millones de dólares. La esencia de esta transformación es una prueba de quién puede reconfigurar su exceso de capacidad de cálculo y energía en los sectores con mayor potencial de crecimiento en el futuro.
En resumen, la industria de la minería de Bitcoin está atravesando una dura auto-innovación. Los ganadores finales no serán solo los mineros tradicionales, sino aquellos que logren reinventarse como operadores de infraestructura de IA y que dominen el suministro de energía verde de bajo costo.
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La era de la transformación de la minería de Bitcoin: de la «arena de energía» a la «central de IA» en la renacimiento industrial
Cuando el precio de Bitcoin fluctúa cerca de los $87,700 dólares, los negocios que alguna vez fueron de ganancias descomunales están experimentando una profunda reestructuración de su modelo de negocio. Pero este invierno ha generado una oportunidad inesperada: la industria de la minería está convirtiéndose en un nuevo campo de infraestructura para la inteligencia artificial.
Encrucijada: colapso de las ganancias en la minería tradicional
Los datos no mienten. El Hash price ha caído a 39.4 dólares/PH/s/día, alcanzando mínimos históricos, mientras que el punto de equilibrio para la mayoría de los mineros aún está en 40 dólares. Aunque la red tiene un hashrate que supera 1 Zettahash, los ingresos de los mineros en el cuarto trimestre se desplomaron, con costos unitarios que subieron a 137,800 dólares por Bitcoin.
El rendimiento financiero de las empresas mineras cotizadas ilustra claramente el problema: en general, presentan márgenes negativos. Para detener las pérdidas, algunas empresas comenzaron a reducir operaciones, lo que llevó a una caída del 8% en el hashrate total de la red. Esto no es solo volatilidad de precios, sino una crisis estructural: competencia por la capacidad de cálculo cada vez más feroz, depreciación acelerada del hardware, y costos de financiamiento elevados en un entorno de altas tasas de interés, enfrentando una triple presión simultánea.
Reversión: la capacidad de cálculo se dirige hacia la IA y el computo de alto rendimiento
En medio de esta situación desesperada, los mineros descubrieron su mayor activo oculto: grandes contratos de energía, infraestructura de centros de datos y sistemas de enfriamiento. Estos activos, considerados en la era de la minería como centros de costos, se están transformando en puntos estratégicos en la ola de la IA.
Los resultados de esta transición ya empiezan a ser evidentes:
Core Scientific reportó que en el Q3, el 21% de sus ingresos provino de HPC/IA; TeraWulf redirigió un 14% de su electricidad a cálculos de IA, incluso sacrificando capacidad de minería; Iris Energy, aunque solo tiene un 3% de sus ingresos en IA, ha visto su valor en bolsa multiplicarse por más de 4 veces este año, y el mercado ya ha votado con los pies. La más audaz, Bitfarms, anunció que en 2027 se retirará gradualmente de la minería de Bitcoin, transformando sus instalaciones en Washington en centros de computación de alto rendimiento con GPUs de NVIDIA. Cipher Mining tiene aún mayores ambiciones, planeando expandir su capacidad a 1.7 GW para 2026, principalmente para servicios de IA, y recientemente recibió una mejora en su calificación de “sobreponderar” por JPMorgan.
Esto no es simplemente “convertir máquinas de minería en IA”, sino una reevaluación estratégica de la infraestructura. Frente a la volatilidad del precio de Bitcoin, los centros de datos para IA ofrecen contratos a largo plazo más estables y con flujo de caja predecible. La valoración del mercado también es muy diferente: los operadores de centros de datos suelen tener múltiplos de 20-25 veces el beneficio, en comparación con la minería tradicional, mucho más austera. Las instituciones de inversión ya percibieron este cambio, y las acciones relacionadas con minería comenzaron a desconectarse del precio de Bitcoin e incluso a subir en contra de la tendencia.
Transición a energías verdes: optimización de costos y doble ganancia en ESG
Bajo la presión de los costos energéticos, las energías renovables ya no son solo una “opción ecológica”, sino una “necesidad de supervivencia”. Los operadores buscan en todo el mundo la electricidad verde más barata: Sangha Renewables activó una instalación de minería solar de 20MW en Ector, Texas; Phoenix Group lanzó una operación hidroeléctrica de 30MW en Etiopía; Canaan y sus socios desplegaron parques eólicos en Briscoe, Texas, y están desarrollando mineros inteligentes que optimizan la eficiencia energética mediante IA.
Islandia, por su parte, con abundantes recursos geotérmicos, ya es un destino legendario para los mineros globales, junto con Texas y Canadá, formando parte del mapa mundial de minería con energías verdes. Según un estudio de Cambridge, para 2025 más del 52.4% de la energía utilizada en la minería de Bitcoin provendrá de fuentes renovables, con un 42.6% de energía eólica y hidroeléctrica, y un 9.8% de nuclear, un aumento significativo respecto a 2022.
Este cambio en la estructura energética no solo reduce costos (la electricidad representa la mayor parte del gasto en minería), sino que también responde a las demandas regulatorias y de los inversores en ESG. Evitar repetir el cierre de instalaciones de Tether en Uruguay, debido a los aumentos en los precios de energía, se ha convertido en una lección común para los operadores.
Perspectivas: la transformación como clave del éxito
El análisis del sector indica que las empresas mineras cotizadas en EE. UU. están perdiendo cuota de mercado por la competencia internacional y enfrentan un futuro incierto por sus deudas. Sin embargo, las que han logrado transformar con éxito, como Iris Energy, Cipher Mining y CleanSpark, están siendo altamente valoradas por Wall Street, con objetivos de precio en constante aumento.
Se estima que para 2026, la tasa de conversión a IA/HPC alcanzará el 35%, y el tamaño de la industria derivada podría llegar a cientos de miles de millones de dólares. La esencia de esta transformación es una prueba de quién puede reconfigurar su exceso de capacidad de cálculo y energía en los sectores con mayor potencial de crecimiento en el futuro.
En resumen, la industria de la minería de Bitcoin está atravesando una dura auto-innovación. Los ganadores finales no serán solo los mineros tradicionales, sino aquellos que logren reinventarse como operadores de infraestructura de IA y que dominen el suministro de energía verde de bajo costo.