En China, ¿alguna vez has sentido de repente que los niños que todavía pueden levantarse para ir a la escuela antes de que amanezca son en realidad bastante grandiosos? Ese pequeño ser debe adentrarse en un mundo lleno de incertidumbre, enfrentarse a virus invisibles, manejar interacciones sociales repentinas, recordar reglas complejas y aprender muchos conocimientos que a veces parecen entenderse a medias. Pero aún así, él se levanta puntualmente todos los días, carga su mochila, abre la puerta de casa, sin decir mucho sobre lo difícil que es, pero todos lo entendemos. Dejar la cálida cama, resistir la ansiedad de la separación, mantener la estabilidad emocional durante todo el día en un entorno desconocido, ya requiere un enorme valor. Cuando los adultos suelen quejarse de no querer ir a trabajar, este niño, día tras día, entra en su aula y lleva a cabo una larga batalla llamada crecer. Si esto no es grandioso, ¿qué lo sería? Recuerda hoy, al recogerlo de la escuela, darle un abrazo fuerte; tu pequeño está enfrentando el mundo a su manera, con valentía.