¿La gran apuesta de Alemania por el hidrógeno? Resulta que está quemando dinero más rápido de lo que produce energía limpia.

La Oficina Federal de Auditoría acaba de lanzar una bomba sobre las ambiciones ecológicas de Berlín. Su estrategia de hidrógeno está sangrando entre 8 y 9 mil millones de euros cada año. Eso ya no es una inversión, es una hoguera.

Cuando tus propios auditores llaman a tu programa insignia de clima un "agujero negro", sabes que las cuentas no cuadran. Todo ese capital, todas esas promesas de independencia energética, ¿y qué retorno hay? Silencio.

Quizá sea hora de que alguien en la sala pregunte: ¿dónde está el interruptor de apagado?