Los pagos con criptomonedas deberían ser tan naturales como respirar, pero la realidad es que cada paso consume la paciencia del usuario.

Hay que elegir puentes entre cadenas, calcular tarifas de Gas, copiar direcciones largas, respaldar frases de recuperación... Estos obstáculos se acumulan y se convierten en un muro que impide que el público general acceda. La raíz del problema es muy clara: ¿por qué seguimos tratando la moneda como una herramienta? Debería ser un medio de pago, una vida financiera fluida y sin obstáculos, no tener que atravesar múltiples barreras en cada transacción.

La verdadera solución requiere hacer una cosa: esconder toda la complejidad detrás, dejando a los usuarios solo con una interfaz limpia.

Imagina esta experiencia: pasas la tarjeta, el dinero sale, y ya está. ¿Y qué hay detrás? Tus activos se mueven y generan intereses en la red, todo funciona automáticamente, pero tú ni siquiera lo notas. Este tipo de pagos sin sensación son lo que la criptomoneda debería ofrecer. Cuando las personas comunes ya no tengan que pensar en "puentes entre cadenas" y cada pago sea un movimiento natural, la adopción realmente comenzará.