Los gigantes de la banca mundial, como JPMorgan Chase, han vuelto a expresar una visión cautelosa sobre las perspectivas de crecimiento del mercado de stablecoins. El equipo de analistas de la entidad reafirmó que, para 2028, la capitalización total de stablecoins a nivel global alcanzará aproximadamente entre 500 mil millones y 600 mil millones de dólares, muy por debajo de las predicciones optimistas de otras instituciones del mercado que estiman entre 2 billones y 4 billones de dólares. La lógica central radica en que, actualmente, la demanda de stablecoins está principalmente impulsada por la actividad de trading en criptomonedas, y la expansión de los escenarios de pago, debido a la mayor velocidad de circulación y a la competencia feroz de depósitos tokenizados por bancos y monedas digitales de bancos centrales, no elevará linealmente la capitalización total. Esta visión revela una divergencia fundamental entre las instituciones financieras tradicionales y el mundo nativo de las criptomonedas al evaluar el futuro del panorama de activos digitales.
Lógica bajista: por qué JPMorgan y las expectativas de billones de dólares divergen
El análisis de JPMorgan no es una ocurrencia aislada, sino una reafirmación de su postura habitual. Liderado por el director general Nikolaos Panigirtzoglou, el equipo de analistas señala en su informe más reciente que, aunque el mercado de stablecoins experimentó un crecimiento significativo en 2025, con un aumento de aproximadamente 100 mil millones de dólares en capitalización total, superando los 300 mil millones de dólares, la estructura de ese crecimiento ha revelado sus principales impulsores. La mayor parte del incremento provino de USDT de Tether y USDC de Circle, principalmente gracias a la demanda en trading de derivados, préstamos en DeFi y gestión de fondos ociosos de capital de fondos de riesgo en criptomonedas.
Los analistas consideran que este patrón refuerza su juicio a largo plazo: que las stablecoins, en esencia, siguen siendo “equivalentes en efectivo” dentro del ecosistema cripto, y que su trayectoria de crecimiento se alineará con la expansión del mercado de criptomonedas en su conjunto, sin que exista una explosión independiente que supere a la tendencia general. Por ello, fijan su expectativa de mercado para 2028 en entre 500 mil millones y 600 mil millones de dólares, y ya en mayo de 2025 calificaron la predicción de otros de un billón de dólares como “demasiado optimista”. Esta postura conservadora se basa en una definición estrecha de las funciones de las stablecoins: primero, como herramientas de trading, y no como protagonistas de una revolución en pagos.
Paradoja en aplicaciones de pago: ¿la velocidad de circulación o el enemigo del valor de mercado?
Un malentendido común en el mercado es que, cuanto más popular sea una stablecoin en el ámbito de pagos, mayor será su capitalización total. El informe de JPMorgan desafía esta percepción. Los analistas introducen un concepto clave: la velocidad de circulación. Cuando las stablecoins se integran más profundamente en los sistemas de pago, especialmente en transacciones diarias de alta frecuencia y bajo monto, la cantidad de veces que una misma stablecoin se transfiere en un año (su velocidad de circulación) aumentará significativamente.
El informe toma como ejemplo la USDT en Ethereum, que tiene una velocidad de circulación de aproximadamente 50 veces al año, y realiza una proyección reveladora: si en el futuro las stablecoins procesan unos 10 billones de dólares en pagos transfronterizos anualmente (alrededor del 5% del volumen global), teóricamente solo se necesitaría un stock de 200 mil millones de dólares en stablecoins como “capital de rotación” para satisfacer esa demanda. Esto implica que el éxito en aplicaciones de pago podría, en realidad, reducir la necesidad de una gran cantidad de stablecoins en stock. Esto desafía la lógica simple de “más uso, mayor valor de mercado”, y señala que la competencia futura dependerá más de la eficiencia en pagos y la integración ecológica que de la acumulación de activos.
Comparativa de predicciones del mercado de stablecoins entre JPMorgan y otras instituciones
Para entender la profundidad de esta divergencia, basta con comparar las predicciones cautelosas de JPMorgan con las perspectivas optimistas de otras instituciones principales:
Institución
Rango temporal
Predicción de capitalización
Escenario de predicción
JPMorgan Chase
Hasta 2028
500 - 600 mil millones USD
Predicción base, crecimiento sincronizado con el mercado cripto
Citigroup
Hasta 2030
1.9 billones USD
Escenario base
Citigroup
Hasta 2030
Hasta 4 billones USD
Escenario optimista
Standard Chartered
Hasta 2028
Aproximadamente 2 billones USD
Predicción base
Doble presión: los “ejércitos” regulados de bancos y bancos centrales en acción
La razón más profunda por la que JPMorgan es pesimista respecto al techo del mercado de stablecoins radica en la presencia de competidores poderosos que están surgiendo desde el sistema financiero tradicional. El informe destaca dos fuerzas principales: la tokenización de depósitos bancarios y las monedas digitales de bancos centrales (CBDC).
Primero, los grandes bancos comerciales no permanecen pasivos ante el desarrollo de las stablecoins. Están promoviendo activamente la tokenización de depósitos tradicionales, que consiste en emitir certificados de deuda digital que permanecen en el sistema bancario regulado y gozan de seguro de depósitos, lo que resulta atractivo para los inversores institucionales en términos de seguridad y cumplimiento. De hecho, JPMorgan ya ha lanzado, a través de su división de blockchain Kinaxis, un depósito tokenizado en dólares llamado JPM Coin en la red Layer 2 de Ethereum llamada Base, incubada por Coinbase. La estrategia de estos depósitos “no transferibles” es preferida por los reguladores, ya que mantiene la unidad monetaria y reduce riesgos de estabilidad financiera, y en el futuro podría desplazar a las stablecoins en pagos internacionales y liquidaciones.
En segundo lugar, los principales bancos centrales de las economías globales están avanzando en sus proyectos de CBDC, como el euro digital y el yuan digital, con el objetivo de ofrecer una opción de pago digital pública y regulada. Estas CBDC, en escenarios de pagos entre grandes instituciones y transfronterizos, podrían sustituir directamente la demanda de stablecoins emitidas por privados. La entrada de estos “ejércitos” regulados, desde la perspectiva de cumplimiento y confianza oficial, representa un desafío estructural a largo plazo para el mercado de stablecoins existente.
Implicaciones para el mercado: de la competencia por tamaño a la reevaluación del valor
El informe de JPMorgan ofrece una visión de gran alcance para el mercado. Impulsa a los inversores a reconsiderar la lógica de valoración de los proyectos de stablecoins: los futuros ganadores quizás no sean los que simplemente busquen maximizar la circulación, sino aquellos que en un ecosistema específico tengan alta adherencia y puedan generar flujos de efectivo estables.
Al mismo tiempo, la integración acelerada entre infraestructura financiera tradicional y sistemas nativos de cripto está en marcha. Ya sea con JPMorgan lanzando JPM Coin, o con rumores recientes de que la Bolsa de Nueva York (NYSE) y su matriz ICE están negociando con MoonPay para invertir en una plataforma de pagos cripto, las grandes empresas están activamente diseñando la próxima generación de redes financieras. Por ejemplo, MoonPay ha pasado de ser un gateway de pagos a ofrecer infraestructura completa para emitir y gestionar stablecoins personalizadas, integrándose con plataformas como M0 y colaborando con Exodus para lanzar un dólar digital exclusivo. Esto revela otra tendencia: que el valor de las stablecoins como “módulos funcionales” puede superar su valor como “activos independientes”.
Finalmente, el mercado puede aceptar gradualmente la visión de JPMorgan: un sistema híbrido en el que coexisten diversas formas de dólares digitales (stablecoins privados, tokens bancarios, CBDC), con roles diferenciados y colaboración. En este sistema, la capitalización total de las stablecoins quizás no alcance los billones de dólares, pero su papel como sangre de la economía cripto y catalizador de innovación financiera puede consolidarse aún más en medio de una competencia feroz.
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JPMorgan vuelve a enfriar las expectativas: es difícil que el mercado de stablecoins de billones de dólares en 2028 se materialice
Los gigantes de la banca mundial, como JPMorgan Chase, han vuelto a expresar una visión cautelosa sobre las perspectivas de crecimiento del mercado de stablecoins. El equipo de analistas de la entidad reafirmó que, para 2028, la capitalización total de stablecoins a nivel global alcanzará aproximadamente entre 500 mil millones y 600 mil millones de dólares, muy por debajo de las predicciones optimistas de otras instituciones del mercado que estiman entre 2 billones y 4 billones de dólares. La lógica central radica en que, actualmente, la demanda de stablecoins está principalmente impulsada por la actividad de trading en criptomonedas, y la expansión de los escenarios de pago, debido a la mayor velocidad de circulación y a la competencia feroz de depósitos tokenizados por bancos y monedas digitales de bancos centrales, no elevará linealmente la capitalización total. Esta visión revela una divergencia fundamental entre las instituciones financieras tradicionales y el mundo nativo de las criptomonedas al evaluar el futuro del panorama de activos digitales.
Lógica bajista: por qué JPMorgan y las expectativas de billones de dólares divergen
El análisis de JPMorgan no es una ocurrencia aislada, sino una reafirmación de su postura habitual. Liderado por el director general Nikolaos Panigirtzoglou, el equipo de analistas señala en su informe más reciente que, aunque el mercado de stablecoins experimentó un crecimiento significativo en 2025, con un aumento de aproximadamente 100 mil millones de dólares en capitalización total, superando los 300 mil millones de dólares, la estructura de ese crecimiento ha revelado sus principales impulsores. La mayor parte del incremento provino de USDT de Tether y USDC de Circle, principalmente gracias a la demanda en trading de derivados, préstamos en DeFi y gestión de fondos ociosos de capital de fondos de riesgo en criptomonedas.
Los analistas consideran que este patrón refuerza su juicio a largo plazo: que las stablecoins, en esencia, siguen siendo “equivalentes en efectivo” dentro del ecosistema cripto, y que su trayectoria de crecimiento se alineará con la expansión del mercado de criptomonedas en su conjunto, sin que exista una explosión independiente que supere a la tendencia general. Por ello, fijan su expectativa de mercado para 2028 en entre 500 mil millones y 600 mil millones de dólares, y ya en mayo de 2025 calificaron la predicción de otros de un billón de dólares como “demasiado optimista”. Esta postura conservadora se basa en una definición estrecha de las funciones de las stablecoins: primero, como herramientas de trading, y no como protagonistas de una revolución en pagos.
Paradoja en aplicaciones de pago: ¿la velocidad de circulación o el enemigo del valor de mercado?
Un malentendido común en el mercado es que, cuanto más popular sea una stablecoin en el ámbito de pagos, mayor será su capitalización total. El informe de JPMorgan desafía esta percepción. Los analistas introducen un concepto clave: la velocidad de circulación. Cuando las stablecoins se integran más profundamente en los sistemas de pago, especialmente en transacciones diarias de alta frecuencia y bajo monto, la cantidad de veces que una misma stablecoin se transfiere en un año (su velocidad de circulación) aumentará significativamente.
El informe toma como ejemplo la USDT en Ethereum, que tiene una velocidad de circulación de aproximadamente 50 veces al año, y realiza una proyección reveladora: si en el futuro las stablecoins procesan unos 10 billones de dólares en pagos transfronterizos anualmente (alrededor del 5% del volumen global), teóricamente solo se necesitaría un stock de 200 mil millones de dólares en stablecoins como “capital de rotación” para satisfacer esa demanda. Esto implica que el éxito en aplicaciones de pago podría, en realidad, reducir la necesidad de una gran cantidad de stablecoins en stock. Esto desafía la lógica simple de “más uso, mayor valor de mercado”, y señala que la competencia futura dependerá más de la eficiencia en pagos y la integración ecológica que de la acumulación de activos.
Comparativa de predicciones del mercado de stablecoins entre JPMorgan y otras instituciones
Para entender la profundidad de esta divergencia, basta con comparar las predicciones cautelosas de JPMorgan con las perspectivas optimistas de otras instituciones principales:
Doble presión: los “ejércitos” regulados de bancos y bancos centrales en acción
La razón más profunda por la que JPMorgan es pesimista respecto al techo del mercado de stablecoins radica en la presencia de competidores poderosos que están surgiendo desde el sistema financiero tradicional. El informe destaca dos fuerzas principales: la tokenización de depósitos bancarios y las monedas digitales de bancos centrales (CBDC).
Primero, los grandes bancos comerciales no permanecen pasivos ante el desarrollo de las stablecoins. Están promoviendo activamente la tokenización de depósitos tradicionales, que consiste en emitir certificados de deuda digital que permanecen en el sistema bancario regulado y gozan de seguro de depósitos, lo que resulta atractivo para los inversores institucionales en términos de seguridad y cumplimiento. De hecho, JPMorgan ya ha lanzado, a través de su división de blockchain Kinaxis, un depósito tokenizado en dólares llamado JPM Coin en la red Layer 2 de Ethereum llamada Base, incubada por Coinbase. La estrategia de estos depósitos “no transferibles” es preferida por los reguladores, ya que mantiene la unidad monetaria y reduce riesgos de estabilidad financiera, y en el futuro podría desplazar a las stablecoins en pagos internacionales y liquidaciones.
En segundo lugar, los principales bancos centrales de las economías globales están avanzando en sus proyectos de CBDC, como el euro digital y el yuan digital, con el objetivo de ofrecer una opción de pago digital pública y regulada. Estas CBDC, en escenarios de pagos entre grandes instituciones y transfronterizos, podrían sustituir directamente la demanda de stablecoins emitidas por privados. La entrada de estos “ejércitos” regulados, desde la perspectiva de cumplimiento y confianza oficial, representa un desafío estructural a largo plazo para el mercado de stablecoins existente.
Implicaciones para el mercado: de la competencia por tamaño a la reevaluación del valor
El informe de JPMorgan ofrece una visión de gran alcance para el mercado. Impulsa a los inversores a reconsiderar la lógica de valoración de los proyectos de stablecoins: los futuros ganadores quizás no sean los que simplemente busquen maximizar la circulación, sino aquellos que en un ecosistema específico tengan alta adherencia y puedan generar flujos de efectivo estables.
Al mismo tiempo, la integración acelerada entre infraestructura financiera tradicional y sistemas nativos de cripto está en marcha. Ya sea con JPMorgan lanzando JPM Coin, o con rumores recientes de que la Bolsa de Nueva York (NYSE) y su matriz ICE están negociando con MoonPay para invertir en una plataforma de pagos cripto, las grandes empresas están activamente diseñando la próxima generación de redes financieras. Por ejemplo, MoonPay ha pasado de ser un gateway de pagos a ofrecer infraestructura completa para emitir y gestionar stablecoins personalizadas, integrándose con plataformas como M0 y colaborando con Exodus para lanzar un dólar digital exclusivo. Esto revela otra tendencia: que el valor de las stablecoins como “módulos funcionales” puede superar su valor como “activos independientes”.
Finalmente, el mercado puede aceptar gradualmente la visión de JPMorgan: un sistema híbrido en el que coexisten diversas formas de dólares digitales (stablecoins privados, tokens bancarios, CBDC), con roles diferenciados y colaboración. En este sistema, la capitalización total de las stablecoins quizás no alcance los billones de dólares, pero su papel como sangre de la economía cripto y catalizador de innovación financiera puede consolidarse aún más en medio de una competencia feroz.