Solana ganó la guerra de velocidad — y perdió el control

Solana construyó lo que muchas cadenas prometieron pero nunca cumplieron. Entregó velocidad a gran escala. Los bloques se mueven rápido. Las tarifas se mantienen bajas. La capa base funciona. En términos de rendimiento bruto, Solana ya ganó. Esa victoria, sin embargo, vino con un costo que sigue acumulándose. Lo que se rompió no fue la capacidad de la cadena para procesar transacciones. Lo que se rompió fue la disciplina en torno a todo lo que se construyó sobre ella. La marca Solana ahora vive en dos realidades. Una es una capa base de alto rendimiento que realmente funciona. La otra es un ecosistema donde los exploits, interrupciones, extracciones internas, fábricas de memecoins y repetidos barridos de retail aparecen con una incomoda consistencia. El problema no es que ocurran escándalos. Cada gran cadena los tiene. El problema es con qué frecuencia se repiten los mismos patrones y cuán normales se han vuelto. MASTR lo expresó claramente en su análisis: la velocidad resolvió la distribución, pero no la responsabilidad. Solana se optimizó para la velocidad antes de imponer la madurez. Velocidad Sin Barandillas Los primeros años de Solana estuvieron marcados por repetidos fallos de disponibilidad. No eran simples desaceleraciones cosméticas. Fueron paradas completas que requerían que los validadores coordinaran reinicios manualmente. Para una red comercializada como infraestructura financiera global, eso importa. El software que necesita orquestación humana bajo estrés es infraestructura gestionada, no código neutral. Luego vino el shock de dependencia. Cuando FTX colapsó, Solana sufrió un daño real porque los lazos eran reales. La liquidez, las herramientas, la reputación y piezas clave del ecosistema estaban entrelazadas con un único contraparte. Cuando ese pilar cayó, la confianza lo siguió hacia abajo. No fue una contagión narrativa. Fue una exposición estructural que finalmente salió a la superficie. El colapso de Serum hizo que el problema fuera imposible de ignorar. La autoridad de actualización vinculada a una sola entidad convirtió un DEX insignia en código muerto de la noche a la mañana. La bifurcación comunitaria que siguió no fue innovación. Fue una cirugía de emergencia. Una clave comprometida invalidó todo un mercado, exponiendo suposiciones de confianza a las que la mayoría de los usuarios nunca accedieron.

Solana es mi cadena, pero es hora de madurar.

Las cabezas deben rodar.

Aquí hay una lista no exhaustiva.

Solana ganó la guerra de velocidad, luego pasó años pagando intereses sobre esa deuda arquitectónica. Hoy la marca vive en 2 realidades paralelas: una capa base de alto rendimiento que genuinamente… pic.twitter.com/mKD75Ah4c3

— MASTR (@MastrXYZ) 21 de diciembre de 2025

Ninguna de estas cosas rompió la capa base de Solana. Todo lo que estaba por encima de ella lo hizo. MASTR describe esta fase como una deuda arquitectónica que genera interés. La cadena se escaló más rápido de lo que su cultura podía manejar. Cuando la infraestructura se convierte en el conducto Los puentes amplificaron el problema. La explotación de Wormhole drenó más de 120,000 ETH. Jump respaldó la pérdida, pero la lección permaneció. La velocidad más la composibilidad más los puentes crea un enorme radio de explosión. Un error se escala al instante. Luego vinieron las impresoras de dinero. Cashio colapsó debido a la falta de verificaciones. Mango Markets mostró cómo la manipulación de precios podría agotar nueve cifras antes de que los tribunales intervinieran y trazaran una línea clara entre “estrategia” y fraude. Siguieron los drenajes de billeteras. Miles de usuarios perdieron fondos. La distinción técnica entre falla a nivel de aplicación y falla a nivel de protocolo no significó nada para las personas que veían sus saldos caer a cero. Con el tiempo, la extracción se volvió industrial. El MEV no desapareció en Solana. Se comprimió. El flujo de órdenes privado, las tarifas de prioridad, los acuerdos del lado de los validadores y el dominio de Jito recrearon la asimetría a la velocidad de la máquina. Investigaciones académicas más tarde cuantificaron el sándwich a pesar de la diferente arquitectura de Solana. La velocidad no eliminó la extracción. La escondió. Pumpfun lanzó memecoin en una línea de ensamblaje. Solidus Labs señaló indicadores generalizados de manipulación. Meteora seguía apareciendo como la vía de lanzamiento para tokens controvertidos. Los memecoins políticos siguieron el mismo guion que los tokens de celebridades. Concentración temprana. Entrada impulsada por bots. Salidas rápidas de liquidez. Los minoristas quedaron con acantilados. Los datos en cadena mostraron las mismas billeteras reciclándose a través de lanzamientos. Diferentes símbolos. Las mismas manos. Las mismas salidas. En algún momento, “solo infraestructura” deja de ser una defensa. La infraestructura que permite repetidamente el mismo resultado se convierte en parte del resultado. Lee también: Solana (SOL) enfrenta una fuerte presión mientras las altcoins enfrentan otra caída Incluso la propia presencia social de Solana difuminó la línea. La cuenta principal amplificó el bombo, promovió lanzamientos cuestionables y se comportó más como una cuenta de memecoin que como un administrador del protocolo. Independientemente de la intención, el efecto fue simple. La validación social se convirtió en liquidez. MASTR enmarca esto como el problema de la normalización. Las interrupciones se convirtieron en chistes. Los robos se convirtieron en contenido. Los exploits se convirtieron en “lecciones.” Cuando el fracaso es normal, la responsabilidad se desvanece. Cuando la responsabilidad se desvanece, el abuso se amplía. Solana ya no es pequeña. Ya no es experimental. Ya no es ingenua. Con la escala viene el deber. Con el deber vienen las consecuencias. Solana no perdió porque fuera lenta. Perdió el control porque creció más rápido que sus estándares. Crecer ahora significa más que hilos e investigaciones. Significa exclusiones que perduran, responsabilidades que importan y rendición de cuentas que cuesta algo. Solana ganó la guerra de velocidad. La próxima prueba es si puede sobrevivir a la adultez.

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