La vuelta de la política monetaria de la Reserva Federal: inyección de liquidez y perspectivas económicas para 2026

Puntos clave

  • Explicación detallada de la decisión de la reunión del FOMC: el significado profundo de la bajada de tipos y las disensiones

  • Presiones duales: inflación y mercado laboral

  • Reacción inmediata del mercado: rebote en activos de riesgo y ajuste en bonos

  • Perspectivas de la política monetaria 2026: cautelosa relajación y cambios en el personal

  • Perspectiva económica: diferenciación en forma de K y tensiones comerciales

  • Impacto global y enseñanzas para el mercado

10 de diciembre de 2025, la Comisión Federal de Mercado Abierto de EE. UU. (FOMC) anunció en su última reunión del año una bajada de 25 puntos básicos en el rango objetivo de la tasa de fondos federales, hasta 3.50%-3.75%. Es la tercera bajada de tipos en lo que va de año, sumando un recorte total de 75 puntos básicos desde septiembre. Aunque la decisión fue acorde con las expectativas del mercado, las discrepancias internas fueron evidentes, con 9 votos a favor y 3 en contra, el número más alto de disensiones desde septiembre de 2019. La reunión también anunció que, a partir del 12 de diciembre, se reanudarán las compras de bonos del Estado, con una primera fase de 400 mil millones de dólares en el primer mes, para mantener niveles adecuados de reservas. Esto marca el fin del proceso de reducción cuantitativa (QT) por parte de la Reserva Federal, reanudando la expansión del balance, aunque la autoridad enfatizó que no se trata de una política de flexibilización cuantitativa (QE). Sin embargo, en la práctica, esto inyectará liquidez, afectando los mercados financieros y la economía real.

El contexto de esta reunión fue complejo: la economía estadounidense en 2025 enfrenta múltiples desafíos, incluyendo retrasos en datos por cierre gubernamental, presiones inflacionarias y una desaceleración en el mercado laboral, además de la incertidumbre por las políticas arancelarias del gobierno de Trump. El presidente de la Fed, Jerome Powell, afirmó en la rueda de prensa que la actividad económica crece a un ritmo moderado, el mercado laboral sigue sólido aunque la tasa de desempleo ha subido al 4.4%, y la inflación está “ligeramente por encima de lo esperado”. Destacó que la política busca equilibrar los objetivos de empleo y estabilidad de precios, pero que los futuros ajustes serán “minuciosamente evaluados en función de los datos, las perspectivas de evolución y el balance de riesgos”. Estas declaraciones fueron interpretadas por el mercado como una postura “hawkish de recorte” —que apoya el crecimiento a corto plazo, pero mantiene cautela respecto a una mayor relajación en 2026.

Explicación detallada de la decisión de la reunión del FOMC: el significado profundo de la bajada de tipos y las disensiones

La trayectoria de la bajada de tipos del FOMC se basa en la dinámica económica de 2025. Según el Resumen de Proyección Económica (SEP) de la Fed, se espera un crecimiento del PIB de 1.7% en 2025, una tasa de desempleo mediana del 4.5% y una inflación subyacente (PCE) del 3.0%. Estos datos no variaron respecto a la reunión de septiembre, pero el gráfico de puntos (dot plot) muestra que solo se anticipa una bajada de 25 puntos básicos en 2026, otra en 2027, aproximándose a una tasa neutral a largo plazo del 3%. Siete miembros prevén que en 2026 no habrá recortes, y uno incluso sugirió una posible subida, reflejando preocupaciones sobre los riesgos inflacionarios.

El aumento en las disensiones fue un foco importante. Los votos en contra de la bajada incluyeron a Austan Goolsbee, presidente de la Reserva de Chicago, y Jeffrey Schmid, presidente de la Reserva de Kansas City, quienes consideran que la política actual ya es suficientemente acomodaticia; mientras que Steven Miran, director de la Fed, apoyó un recorte de 50 puntos básicos por su preocupación sobre un posible debilitamiento del mercado laboral. Powell afirmó que esas disensiones son “una discusión constructiva”, aunque reconoció que la decisión fue “muy ajustada”, lo que refleja la tensión en el Comité entre inflación y empleo. Históricamente, desde 1990, solo en nueve ocasiones ha habido más de tres votos en contra, lo cual suele indicar mayor incertidumbre en la política.

Asimismo, la gestión de reservas tras la finalización de la QT es muy observada. Desde que comenzó en junio de 2022, el balance se redujo desde un máximo de 8.5 billones de dólares a 6.25 billones. Sin embargo, la presión en los mercados monetarios ha aumentado, con volatilidad en las tasas de recompra, y la Fed considera que las reservas ya están en “niveles adecuados o ligeramente superiores”. Por ello, desde el 1 de diciembre dejará de reinvertir los vencimientos de valores, y el 12 de diciembre comenzará con compras de bonos del Estado, centradas en títulos a corto plazo de menos de 3 años, con una primera fase de 400 mil millones de dólares, ajustando según las condiciones. Esto se interpreta como un “QE-lite”, destinado a suavizar las fluctuaciones de liquidez sin estimular el crecimiento. La Fed enfatizó que esta estrategia busca evitar una repetición de la escasez de reservas de 2019, aunque los mercados temen que pueda reactivar la subida de precios de activos.

Presiones duales: inflación y mercado laboral

La inflación en EE. UU. en 2025 presenta un panorama complejo. En septiembre, el IPC anual subió al 3.0%, ligeramente por encima del 2.9% de agosto, y el IPC subyacente también alcanzó el 3.0%. El indicador de “inflación real” de la Reserva de Cleveland, que elimina componentes volátiles, reportó en diciembre un 2.51%, mostrando una cierta alivio en las presiones subyacentes. Sin embargo, los precios de la energía rebrotaron (el combustible para gasolina bajó un 0.5% anual, pero el fuel oil subió un 4.1%), y la transmisión de aranceles genera incertidumbre adicional. Powell dijo que, excluyendo el impacto de los aranceles, la inflación ya estaría en torno al “2% bajo”, pero advirtió que los aranceles pueden causar aumentos “transitorios” en los precios, y que la Fed controlará que no anclen las expectativas.

El mercado laboral es la principal razón para la bajada de tipos. En octubre, la creación de empleo no agrícola se desaceleró, con la tasa de desempleo estable en 4.4%, pero los vacantes laborales cayeron a mínimos desde principios de 2021, y la tasa de renuncias bajó al 1.8%, su nivel más bajo en años. La tasa de contratación se mantuvo en 3.2%, sugiriendo un escenario de “baja contratación y bajas renuncias”. La SEP proyecta que en 2026 la tasa de desempleo disminuirá ligeramente al 4.4%, pero con riesgos de caída. La demora en la publicación de datos por el cierre gubernamental complica aún más las perspectivas. Powell afirmó que “riesgos a la baja para el empleo” motivaron la decisión de recortar, aunque si la economía continúa creciendo con fuerza, la Fed podría pausar.

La política arancelaria agrava estas presiones. La administración Trump en 2025 reanudó varias rondas de tarifas, incluyendo un 25% sobre autos de Canadá y México, y aranceles del 10%-60% sobre productos chinos. Según el FMI, si esas tarifas generan represalias, el PIB estadounidense en 2026 podría reducirse en un 1%, y el crecimiento global en un 0.5%. Un estudio de JP Morgan indica que los aranceles han elevado los costos empresariales, que se trasladan a los precios al consumidor, elevando la inflación subyacente a un 2.5%-2.6% en 2026. Aunque Powell minimizó su impacto a largo plazo, admitió que “los choques transitorios son significativos”, en línea con la narrativa de la Fed de un “camino sin riesgos”.

Reacción inmediata del mercado: rebote en activos de riesgo y ajuste en bonos

Tras la reunión, las bolsas estadounidenses se recuperaron rápidamente: el Dow subió 500 puntos, el S&P 500 cerró con un +0.5%, y el Nasdaq con +0.3%. La rentabilidad del bono a 10 años cayó del 4.20% al 4.14%, reflejando expectativas de mayor liquidez. El oro subió un 0.5% hasta 4,200 dólares la onza, y Bitcoin retrocedió ligeramente, aunque la preferencia por activos de riesgo aumentó. El mercado de criptomonedas lo interpreta como un “impulso de liquidez”, y en plataformas como X (antes Twitter), los operadores discuten que las compras de T-bills son una forma de “QE encubido”, esperando que Bitcoin y otros activos de riesgo se recuperen.

El ajuste en bonos fue moderado, pero con cierto nerviosismo. La curva de rendimiento a corto plazo se aplanó, favoreciendo las compras de la Fed; la parte larga sigue preocupada por la inflación. El mercado de predicción Kalshi, que estima probabilidades para decisiones de la Fed, muestra que la posibilidad de que Kevin Hassett sea presidente de la Fed subió al 72%, frente a un 13% de Kevin Warsh y un 8% de Waller. Hassett, considerado más dovish, podría acelerar la flexibilización en 2026, haciendo que los rendimientos bajen aún más.

Perspectivas de la política monetaria en 2026: cautelosa relajación y cambios en el personal

De cara a 2026, la política de la Fed será eminentemente dependiente de los datos, aunque las divergencias podrían persistir. La gráfica de puntos sugiere solo una bajada en todo el año, y el mandato de Powell termina en mayo, cuando Trump podría nombrar a un nuevo presidente. Si Hassett asume, podría impulsar más recortes para apoyar el crecimiento, pero sin perder de vista la inflación. Deloitte estima que, si las tarifas continúan, el PIB en 2026 crecerá solo un 0.8%; en un escenario optimista, la inversión en IA podría elevarlo hasta un 2.3%.

La expansión del balance será clave. Si la Fed continúa comprando 400 mil millones de dólares mensuales, el balance llegará a más de 6.5 billones en 2026. Analistas como Lyn Alden consideran que, aunque no sea una QE tradicional, “la expansión monetaria en esencia es la misma”, y puede amplificar los efectos de liquidez. En redes sociales, la opinión mayoritaria es que la “máquina de imprimir dinero” se reactiva, aunque advierten que una excesiva optimización puede generar volatilidad.

Los cambios en el personal de la Fed aumentan la incertidumbre. Trump ha mencionado que “la nominación está próxima”, aunque la ha retrasado varias veces. Una encuesta de CNBC revela que el 84% de los encuestados espera que Hassett tome el mando, pero solo un 5% lo considera su opción preferida, preocupados por la independencia del banco central. Si Waller continúa, podría mantener una postura neutral; Warsh sería más hawkish. En cualquier caso, las presiones políticas pondrán a prueba la credibilidad de la Fed.

Perspectiva económica: diferenciación en forma de K y tensiones comerciales

Se espera que en 2026 la economía estadounidense tenga una recuperación moderada, con un crecimiento del PIB entre el 1.8% y el 2.3%, superior al 1.7% de 2025. El consumo se mantiene estable, pero la diferenciación en forma de K se acentúa: los ingresos altos impulsan el comercio minorista (ya se observan datos preliminares en las compras navideñas), mientras que los sectores medios y bajos enfrentan dificultades por incumplimientos en servicios públicos y aumento en precios de alimentos. Morgan Stanley predice que la inversión en IA elevará la productividad, pero las restricciones migratorias y los aranceles reducirán la oferta laboral.

Las guerras comerciales representan el mayor riesgo. Las tarifas ya provocan una reconfiguración de las cadenas de suministro: China intenta evitar aranceles a través de reexportaciones por terceros, pero en 2026, la renegociación del USMCA podría generar nuevas tensiones. RBC estima que las tarifas reducirán el empleo y generarán una inflación moderada por encima del 2%, generando un “ligero estancamiento inflacionario” con crecimiento por debajo del 2%. El FMI ajustó a la alza su previsión para EE. UU. hasta un 1.7%, aunque advierte sobre riesgos de represalias. La buena noticia es que 8 billones de dólares en fondos de inversión en renta variable buscan mayores dividendos, lo que podría impulsar la economía.

Impacto global y enseñanzas para el mercado

El giro de la Fed hacia una política más acomodaticia tendrá efectos en los mercados globales. Los países emergentes se beneficiarán del debilitamiento del dólar, mientras que el Banco Central Europeo y el Banco de Japón podrían también recortar tasas. Los activos digitales pueden convertirse en beneficiarios de mayor liquidez, y en plataformas como X, algunos operadores consideran que la compra de T-bills es un “QE encubido”, con expectativas de que Bitcoin y otros activos de riesgo se recuperen.

En general, la reunión de diciembre de 2025 marca un cambio de la política de la Fed, de una postura restrictiva a una más favorable, pero las disensiones y la incertidumbre anticipan volatilidad en 2026. Los inversores deben seguir de cerca la publicación de datos (como el informe de empleo de diciembre 17) y los anuncios de cambios en el personal, para equilibrar su exposición a activos de riesgo. Aunque la economía sigue mostrando resiliencia, las tensiones arancelarias y las divisiones internas podrían poner a prueba la senda de recuperación.

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